Los uniformes han ido variando a través de las distintas épocas. Cada día se hacen más funcionales, con menos lujos y mucho más cómodos. En el contexto de un combate están aptos para resistir y proteger, ya que en ellos se emplean tejidos y tecnologías de última generación que consideran las condiciones a las que estarán potencialmente sometidos.
Entre los uniformes militares se encuentran los de combate, campaña, entrenamientos o marchas, entre otros. Todos ellos son usados diariamente en las actividades dentro de los recintos militares, así como en actividades acuáticas, de lucha contra el terrorismo, en aire, etcétera.
Cada uniforme puede presentar una o varias adecuaciones dependiendo de la circunstancia militar en la que se encuentre. La variación del color o diseño de algunas prendas tiene, entre otras funciones, diferenciarlos de las otras fuerzas. A esta característica se le da el término de “adaptación”.
Todas las prendas del uniforme militar son de carácter reglamentario, siendo algunas prendas de carácter optativo y generalmente exigible. Algunas de ellas pueden ser exigidas según el acto que se desarrolle y el lugar del mismo. La utilización de las prendas quedan a criterio del personal militar.